Llevar una alimentación sana es fundamental para prevenir la malnutrición, enfermedades crónicas no trasmisibles como diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, accidentes cerebrovasculares y/o déficits como anemias o desnutrición, aunque en épocas de crisis comer sano suele ser un conflicto para la economía familiar.
La Organización de las Naciones Unidas considera la alimentación como un “requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad”.
Una alimentación equilibrada debe ser variada y adecuarse a cada persona dependiendo de su edad, sexo, actividad, nivel socioeconómico y hábitos-costumbres, aunque en todos los casos los principios básicos de alimentación saludable son los mismos.
El aumento del costo de la canasta básica de alimentos, impacta directamente en el acceso a alimentos saludables, optando en muchas oportunidades por productos más económicos pero pobres en términos nutritivos.
La inflación atenta a la calidad de la dieta, el precio de accesibilidad y otros elementos están orientados a beneficiar el consumo de productos poco sanos, por lo que se "prefiere" alimentos como harinas refinadas que tienen menor costo que las carnes, frutas y verduras.
Entonces, en tiempos de inflación y con la subsiguiente subida del precio de los alimentos lo más sencillo es cambiar por productos que son más baratos pero que no son tan saludables ni tienen el equilibrio nutricional que requiere nuestro cuerpo. Entendiendo que es más caro comer saludable, comemos carbohidratos, más azúcar, más grasa.
Comer bien y al mismo tiempo gastar menos es todo un desafío, a continuación, te dejamos unos consejos para lograrlo:
COCINAR
Tal vez sea lo más obvio, pero es esencial. Comprar comida hecha, es lo más rápido, pero no lo más conveniente para el bolsillo. Además, cuando compramos comida hecha no sabemos cuál es la calidad de los ingredientes utilizados, o incluso qué ingredientes se utilizaron para su elaboración.
Lo mismo ocurre con los ultra procesados, estos contienen excesos de grasas malas, sodio y azúcares, entre otros componentes, que se añaden para darle mejor sabor pero que no contribuyen a la salud.
Cocinar en casa hace que sepamos exactamente qué estamos comiendo y que paguemos menos por ello.
VARIAR LAS RECETAS
Sustituir ingredientes o platos es una de las formas de abaratar el gasto en comida.
Se pueden buscar sustitutos de alimentos que sean nutricionalmente equivalentes o similares, pero que no se hayan encarecido tanto o incluso hayan bajado de precio. Para ello es necesario conocer qué productos son intercambiables, tener conocimientos de alimentos y nutrición.
Una comida balanceada debería estar compuesta por una mitad de frutas y verduras, un cuarto de proteínas y el otro cuarto de carbohidratos.
Usemos de ejemplo el grupo de las proteínas, en el que se encuentran la carne de vaca, cerdo, pollo, pescado, leche, quesos, huevos, legumbres y cereales. Usando el criterio de sustituir, desde lo económico es conveniente usar carne de cerdo, ya que en general es más económica que la de vaca y tiene las mismas características nutricionales.
Otro dato destacado, en general no comemos variedad y calidad de legumbres, entendiendo que estas son accesibles y que cuando los mezclas con cereales aportan buena calidad y cantidad de proteínas.
PLANIFICAR LAS COMPRAS
Hacer un plan de lo que debemos comprar es clave para el ahorro. Lo primero es saber qué queremos comprar para luego decidir dónde.
Tener claro qué se va a cocinar en los días siguientes ayuda a calcular mejor las cantidades y no comprar de más, algo importante en los alimentos perecederos para no tener que tirarlos luego porque se echaron a perder.
No se puede ir con hambre al supermercado, porque si estoy corto de dinero y encima voy con hambre veo una promoción de un ultra procesado que me gusta mucho y caigo en comprarlo.
Una recomendación es mirar en los estantes inferiores, es el lugar donde suelen ubicarse los productos más baratos.
BUSCAR DE TEMPORADA
Para abaratar costos, es aconsejable comprar los productos de temporada o estación.
Las frutas y verduras son intercambiables entre sí; lo importante es variar entre ellas. Aportan fibra, vitaminas y minerales que son muy difíciles de encontrar en otros alimentos
Intentar comer tomate fuera de temporada hace que sean más caros porque quienes los venden han recurrido a cadenas de frío para conservarlos durante meses o que los produzca en invernaderos, ambos sistemas que encarecen los alimentos. Por el contrario, en temporada se encuentran los productos en abundancia, a precios bajos, y es cuando están más gustosos y nutritivos.
USAR TECNICAS DE CONSERVACION
Una alternativa es comprar cuando está barato y aplicar alguna técnica de conservación.
La más sencilla es frezar, tanto carnes como la mayoría de los verduras y frutas (siempre que no quieras comerlos crudos). Con los vegetales, la recomendación es que cuando se vayan a consumir se provoque un choque térmico, del frío al calor intenso, para que no pierda textura.
También se pueden cocinar mayores cantidades que las que vayas a comer de inmediato y frezar para más adelante, o cocinar ingredientes sueltos y frezarlos para utilizarlos más adelante en preparaciones.
Otra opción es la conserva, hay diferentes técnicas, la más sencilla es envasar al vacío.
OPTAR POR SEGUNDAS MARCAS
Por efecto del marketing, muchas veces creemos que un producto de la marca más destacada (también llamada primera marca) es mejor que las otras, esto no necesariamente es así.
Es importante leer la lista de ingredientes, más que la información nutricional. Si las segundas marcas utilizan los mismos ingredientes que las primeras marcas, no son mejores ni peores. La recomendación es leer bien las etiquetas y comparar, casi siempre son bastante parecidas y hay un ahorro importante.
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