Una buena alimentación contribuye a tener un buen estado de salud, incluir variedad de alimentos saludables en tus comidas fortalece tu sistema inmunitario.
Una dieta equilibrada, que tenga presente variedad de frutas y verduras es la clave. El consumo de vitaminas A, C y E fortalecen el sistema inmunológico frente a enfermedades relacionadas con la Influenza.
La vitamina C ayuda a evitar la gripe, las frutas y verduras ricas en vitamina C son: toda la variedad de cítricos, kiwi, morrones, verduras de hojas verdes, brócoli, coliflor y tomates, entre otras.
Otra vitamina importante para prevenir los procesos gripales y, en general, tener un buen estado de defensas, es la vitamina A. Existen dos tipos: el retinol, presente en alimentos de origen animal como carnes o pescados, y por el otro los betacarotenos, que se encuentran sobre todo en frutas, verduras y tubérculos, y que da a los alimentos su color anaranjado. La zanahoria y calabaza son ricas en betacarotenos, con potentes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que protegen a las células del organismo.
La vitamina E es una vitamina liposoluble esencial para el funcionamiento del organismo, debido a su acción antioxidante y a sus propiedades antiinflamatorias ayudan a mejorar el sistema inmune, la piel y el cabello, así como a prevenir algunas enfermedades como la aterosclerosis y el Alzheimer. Este tipo de vitamina es absorbida en el organismo como un lípido, siendo almacenada en el hígado y en el tejido adiposo para ser utilizada por el organismo cuando sea requerida. La vitamina E puede obtenerse a través de la alimentación, encontrándose principalmente en los aceites vegetales en crudo y frutos secos.
Los frutos secos en general son fuentes primordiales de nutrientes fundamentales en nuestra dieta. Aportan lípidos cardiosaludables, además de gran cantidad de vitaminas y minerales como el zinc. El zinc tiene un papel muy importante en el sistema inmunitario, ya que mejora la recuperación cuando nuestras defensas estan comprometidas.
La vitamina D es también vital para la salud inmunitaria, y su rol va más allá de la salud ósea, potenciando las defensas naturales del cuerpo. La incorporación de una dieta rica en vitamina D, así como vitamina C y zinc, es clave para afrontar con éxito los desafíos de los meses de frío. Se puede obtener de varias fuentes, tanto a través de la exposición al sol como de alimentos (huevo, lácteos, alimentos fortificados) y suplementos. La exposición moderada al sol es una fuente natural de vitamina D. La cantidad de tiempo necesario depende de factores como la ubicación geográfica, la época del año, el tono de piel y la hora del día. Se recomienda alrededor de 10 a 30 minutos de exposición al sol al menos dos veces por semana.
No hay un alimento en particular que fortalezca el sistema inmunológico, lo que sí hay son alimentos que se encargan de mantener el sistema inmunológico fuerte y capaz de resistir algún tipo de enfermedad respiratoria.
Las proteínas contenidas en carne, huevo, leche, queso y los carbohidratos que están en cereales y legumbres también deben ser parte de la dieta. Es importante mantener una dieta equilibrada para que los procesos metabólicos se desarrollen con normalidad.
Una correcta hidratación es fundamental siempre, especialmente cuando hemos pasado o estamos pasando un virus que afecta al sistema respiratorio. Las mucosas deben estar correctamente hidratadas y para ello lo mejor es beber líquidos a discreción. Estos pueden ser tanto agua como infusiones, caldos y jugos, teniendo en cuenta que las frutas y verduras también aportan grandes cantidades de agua.
Los yogures con probióticos te ayudarán a luchar contra la gripe. El yogur natural es la principal y más fácil fuente de probióticos. Los probióticos son microorganismos que forman la flora intestinal, la cual ayuda a absorber nutrientes y a mejorar el sistema inmunitario. Comer un yogur de postre en tus comidas es beneficioso para tu salud, ya que fortalece tus defensas y puede reducir la duración de los episodios de gripe.
En este sentido, también es clave qué alimentos no consumir, ya que pueden diezmar nuestro sistema inmunológico.
Comida procesada: este tipo de alimentos, sobre todo los ultraprocesados, son perjudiciales para la salud, se relacionan con aumento del riesgo de cáncer, diabetes y enfermedades del corazón. En el caso de la gripe, se deben evitar porque tienen elevadas cantidades de sal, aditivos y azúcar, este cóctel de ingredientes juega un papel clave en la deshidratación (con la gripe siempre hay que estar hidratados).
Alimentos grasos: ralentizan el tránsito intestinal, provocando problemas como el estreñimiento y otros trastornos digestivos que aumentan su peligrosidad con la ausencia de actividad física. Cabe señalar que con gripe se recomienda reposo, por lo que la actividad física suele y debe brillar por su ausencia.
Alcohol: el consumo de alcohol deshidrata el cuerpo e influye de manera decisiva en el buen funcionamiento del sistema inmune. Además, el alcohol es muy peligroso mientras se toman medicamentos, ya que puede dañar el hígado.
Medidas preventivas
Además de una dieta balanceada, rica en vitaminas y minerales, es importante toser y estornudar cubriéndose con el ángulo de brazo, no tocarse los ojos, la nariz ni la boca, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, evitar acercarse a personas enfermas, pues estas son las formas de contagio y propagación del virus.
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