Alimentación flexible y saludable, una buena opción
- Samuel Garcia
- 19 abr
- 3 Min. de lectura
Escuchamos muchas veces que para mantener una buena salud física la alimentación saludable debe ser variada y equilibrada, pero poco se habla de un concepto que ayuda a mantener la salud mental: la flexibilidad.
La alimentación flexible es un enfoque nutrimental que se basa en la idea de que no existen alimentos completamente prohibidos, y que, en cambio, se puede lograr una alimentación saludable incorporando tanto alimentos nutritivos como aquellos menos nutritivos, siempre que se mantenga un equilibrio adecuado. Esta estrategia demuestra que es sostenible a largo plazo y puede ser menos restrictiva que otros planes dietéticos.

Una alimentación saludable que mejora la salud física pero que genera culpa al comer, obsesión y malestar emocional, nunca podrá llegar a ser 100% saludable, no podemos olvidar que lo mental, también es parte importante e implicada en la salud.
La alimentación saludable y flexible es aquella en la que uno no se culpa por comer de forma puntual algo menos saludable; es aquella que te permite adaptarte a determinadas situaciones como cuando te vas de viaje, comes fuera de casa o vas a una comida familiar; y también es aquella que te da la oportunidad de fijarte en aquellos hábitos que quieres mejorar y ayudarte a resolverlos poco a poco, sin prisas, contribuyendo a disfrutar del cambio, y en definitiva contribuyendo a establecer una relación emocional con tus hábitos y tu alimentación más saludables.

PRINCIPIOS DE UNA ALIMENTACIÓN FLEXIBLE:
Equilibrio y Moderación: La alimentación flexible promueve un balance entre carbohidratos, proteínas y grasas. Los individuos pueden disfrutar de sus comidas favoritas sin sentirse culpables, siempre que se mantenga un enfoque moderado.
Escuchar al Cuerpo: Este enfoque enfatiza la importancia de la intuición alimentaria. Las personas son alentadas a escuchar sus señales de hambre y saciedad, lo que ayuda a fomentar una relación más saludable con la comida.
Incluir Todos los Alimentos: En lugar de demonizar ciertos alimentos, la alimentación flexible permite la inclusión de una variedad de opciones, promoviendo la idea de que ningún alimento es inherentemente "malo". Esto ayuda a reducir la ansiedad alrededor de la comida y puede hacer que las elecciones dietéticas sean más agradables.
Adaptabilidad: La alimentación flexible se puede ajustar a las necesidades y preferencias individuales, lo que la hace accesible para una amplia gama de personas. Los objetivos dietéticos también pueden adaptarse según el estilo de vida, la actividad física y los requerimientos nutricionales.

BENEFICIOS DE UNA ALIMENTACIÓN FLEXIBLE:
Sostenibilidad: Al tener permitidos ocasionales, este enfoque es más fácil de mantener a largo plazo en comparación con las dietas restrictivas que pueden causar episodios de sobrealimentación o atracones.
Mejora la Relación con la Comida: Al eliminar la mentalidad de "bueno" o "malo" en torno a los alimentos, ayuda a reducir la culpa y el estrés asociado a la alimentación.
Manejo del Peso: Diversos estudios sugieren que las personas que adoptan un enfoque flexible tienen más éxito en el mantenimiento del peso y la reducción de la grasa corporal en comparación con las que siguen dietas estrictas.
La alimentación flexible no se trata solo de "comer lo que quieras". Implica ser consciente de las elecciones alimentarias y crear un balance que se adapte a las metas personales de salud. También se puede combinar con el control de porciones y la planificación de comidas para asegurar que se satisfacen las necesidades nutricionales. Como cualquier cambio en los hábitos alimentarios, es recomendable consultar a un nutricionista que pueda ofrecer orientación personalizada y apoyo en el camino hacia una alimentación más equilibrada.

La alimentación flexible fomenta el bienestar general y promueve un estilo de vida saludable sin sacrificar el placer de comer.
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