El verano es la estación del año en la que más cambios se expone nuestro cuerpo. El calor, la exposición al sol, los planes que perturban la rutina… esto puedo influir en tu salud.
Todos estos cambios repercuten en nuestra forma de comer, por esto queremos contarte cómo influye el calor en nuestra nutrición y a qué cosas debemos prestar atención para sentirnos bien. A continuación, respondemos unas preguntas para sacarnos todas las dudas.
¿Nos alimentamos distinto en verano o en invierno? ¿Por qué?
Si, nos alimentamos diferente. En verano generalmente elegimos alimentos y comidas más frescas y ligeras y en invierno optamos por comidas más calóricas y calientes. Esto tiene relación con varios factores, como por supuesto la temperatura, el relax de las vacaciones, los días que son más largo, etc.
Los días de calor, ¿Que alimentos no deben faltarnos? ¿Con qué frecuencia debemos consumirlos?
En días de calor necesitamos alimentos frescos como frutas y verduras en todas sus formas, siempre teniendo variedad a la hora de elegir. Incluir vegetales en las 2 comidas principales e incluir entre 2 a 3 frutas es lo recomendado ya que, no solo nos aportan fibras, vitaminas y minerales, también nos aportan agua.
¿Por qué a muchas personas se les baja la presión los días de calor? ¿Qué alimentos o bebidas nos ayudan a evitar esta situación?
La temperatura y la presión ambiente juegan un rol fundamental y si a eso le sumamos, falta de líquidos y una alimentación deficiente, podes sentir síntomas de fatiga. Esto se potencia si hay una predisposición de la persona a sufrir un descenso de presión. Mantenerse hidratado y tener una alimentación variada, suficiente y fresca, puede evitar estos síntomas.
¿Cómo y por qué debemos tener una buena hidratación?
Si hablamos genéricamente podemos decir que como mínimo debemos consumir entre 2 a 3 litros de agua diarios, aunque esa recomendación es muy general ya que depende de factores como, cuán expuesto estés al calor, la edad, la tasa de sudoración que presente una persona, etc.
¿Cómo nos damos cuenta de que estamos hidratados?
Una manera casera de darnos cuenta, es observando el color de la orina, la cual debe ser clara, de un ligero color amarillo. La deshidratación puede generar síntomas como dolor de cabeza, confusión, mareos, agotamiento pronunciado, etc., lo cual, según al grado que lleguemos, puede ser reversible en unos minutos u horas, podemos necesitar bebidas especiales e incluso llegar a necesitar intervención hospitalaria para poder revertirlo.
¿Hay edades que sufren más que otras la deshidratación y los golpes de calor?
En cuanto a las edades, los adultos mayores encabezan la lista de personas con mayor riesgo de deshidratación, ofrecerles líquidos constantemente y alimentos frescos es de suma importancia.
Cuando consumimos jugos naturales o artificiales, gaseosas, bebidas alcohólicas, lácteos o infusiones ¿También nos estamos hidratando?
La hidratación debe ser con agua, luego podemos pensar que las demás bebidas naturales como jugos de frutas e infusiones ayudan, no son recomendables los jugos artificiales o gaseosas. Las bebidas alcohólicas deshidratan porque aumentan la diuresis (orina).
¿Qué pasa con la comida rápida/procesada y con los helados?
El verano, invita a las comidas frescas y ligeras, también lo hace a comidas rápidas, helados, snacks y otros alimentos poco saludables. El hecho de evitar estar mucho tiempo en la cocina y resolver la comida en minutos nos puede llevar a una seguidilla de comidas rápidas con poca calidad nutritiva y alta en calorías. No vamos a demonizar alimentos ni prohibirlos, pero sí es importante incluir ideas igual de rápidas, pero más nutritivas, tenemos que ponerle un poco de ganas, nada más.
En verano, queremos descansar, por lo que a veces dejamos de hacer actividad física. ¿Esto nos afecta en cuanto a nutrición?
El sueño (cantidad de horas y calidad) y la actividad física cumplen un rol fundamental en cuanto a un estilo de vida saludable. Claro que las 2 cosas en verano se pueden ver afectadas por el clima, los diferentes horarios, etc.
En cuanto a la actividad física, podemos adaptarla, bajar la intensidad, optar por estímulos al aire libre. No debemos tomarnos vacaciones de la actividad física, es importante intentar que sea parte de nuestra rutina, dejar de verlo como una obligación para entender que es una necesidad y un aporte beneficioso para nuestra salud, que no tiene reemplazo.
El verano es una época maravillosa para disfrutar de la vida, no debemos descuidar nuestra salud en el proceso. Adoptar hábitos de alimentación saludable, nos permitirá disfrutar al máximo de esta temporada, mientras cuidamos de nuestro bienestar general. Recordar que pequeños cambios pueden marcar la diferencia, así que ¡Anímate a incorporar estos hábitos saludables en tu verano y disfruta de una temporada llena de salud y felicidad!
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